El encargo familiar fue claro: un esquema sencillo, sin excesos, pero contundente. Evitamos los adornos innecesarios para centrarnos en la calidad de la proporción y la luz. La fachada se plantea como un ejercicio de modernidad sobria, utilizando materiales nobles y una geometría limpia que resiste el paso del tiempo. No es minimalismo frío, es una simplificación inteligente que reduce el mantenimiento y maximiza la presencia estética, asegurando que la inversión patrimonial se mantenga intacta a futuro.
Convivencia fluida y respiración espacial.
Al interior, la casa rompe con las compartimentaciones para fomentar la unión familiar. Diseñamos una planta social integrada donde sala, comedor y cocina dialogan directamente con la terraza, creando un gran espacio de convivencia continuo.
El protagonista de esta continuidad es el remate visual del jardín posterior. Este pulmón verde permite que la casa "respire", inyectando luz y ventilación cruzada a toda la planta baja. Con sus 3 recámaras diseñadas para el descanso privado, el esquema de Casa Dolom equilibra perfectamente los momentos de reunión con la intimidad individual.